Todo partió el 2018, cuando agarré mi mochila y me fui a recorrer.
Sin un plan muy claro, pero con la idea fija de moverme, ver otras formas de vivir y entender el mundo desde otro lugar. Pasé por varios países, conocí otras culturas, personas muy distintas… y lo que más me quedó de todo ese tiempo fue una profunda sensación de libertad.
Mi nombre es Gerardo, y en esa etapa entré en una búsqueda por simplificar la vida al máximo y vivir de una manera que me hiciera más sentido.
Recorrí montañas, dormí en playas que nadie visitaba y compartí comidas con personas con las que no podía comunicarme.
Fue una época increíble que me marcó mucho. Fue como haber vivido diez años en ocho meses.
Hasta que tocó volver...
Chile me recibió con su rutina, sus horarios, esa estructura que antes era normal, pero que ahora se sentía ajena.
Me costó encajar. Después de haber vivido tan libre, sentí que me estaba alejando de la forma en que realmente quería vivir. Aun así, traté de seguir el camino tradicional, pensando que en algún momento me iba a adaptar… pero ese camino simplemente no resonaba conmigo. Había algo en mí que pedía más: algo único, algo que estuviera en sintonía con mi propósito y mis valores.


Esa desconexión me llevó a una etapa desafiante, pero también muy reveladora. En medio de ese proceso, me crucé con los hongos adaptógenos...
Me ayudaron justo en un momento donde el estrés me estaba sobrepasando.
Me ayudaron a bajar las revoluciones, a calmar el sistema, y desde ahí pude empezar a mirar con más claridad cómo quería salir de esa situación.
Ahí nació una idea: crear algo que se sintiera alineado con lo que soy. Algo con propósito. Y fue en ese cruce entre la necesidad de libertad y las ganas de aportar, que nació Micos.
Una marca de ropa pensada desde lo que creemos importante: vivir con conciencia, actuar con coherencia, y comunicar con sentido.
Producimos en Perú, no solo por la calidad, sino para que la ropa no tenga que viajar miles de kilómetros antes de llegar a tus manos. Menos distancia, menos huella.
Los diseños los hacen artistas locales, y cada uno lleva un mensaje. Una forma distinta de comunicar. De decir cosas que normalmente no se ven en una polera.
Vendemos ropa hecha con principios, con diseño y con intención.